lunes, 9 de noviembre de 2009

Docencia...a disputar el sentido de nuestras carreras!!!









¿Qué tenemos?


Tenemos un desarrollo de la docencia que deja bastante que desear. Cambios abruptos en las mallas de una generación a otra, ramos que cambian de la noche a la mañana en función del profe que llega, inexistencia de contenidos mínimos, deficientes mecanismos de evaluación del desempeño docente, perfiles de ingreso y egreso poco claros, carreras con una planta docente absolutamente insuficiente y una infinidad de lamentables etcéteras. Todos estos problemas son un síntoma de la inexistencia de una orientación clara de nuestras carreras.

Difícil panorama, sobretodo hoy que entramos en una coyuntura en que se afirma cada vez más la Reforma de Pregrado y la irrupción de los perfiles por competencia en el marco del proyecto MECESUP. Procesos que apuntan cada vez más a acrecentar la falsa dicotomía entre la profesionalización y la producción de un conocimiento crítico, poniendo en jaque la posibilidad de construir ciencias sociales transformadoras. Esto no significa que no resulte crucial una mejor formación profesional (después de todo necesitamos trabajar para ganarnos la vida), pero tampoco que la Universidad de Chile se transforme en una fábrica de profesionales acríticos, incapaces de tomar posición frente a las enormes desigualdades que cruzan la sociedad chilena.

Tenemos, también, la oportunidad histórica de perspectivar, con mucha más fuerza y como demanda de Facultad, la urgente necesidad de una Facultad de Educación en la Universidad de Chile. El 2008 perdimos la pelea respecto del financiamiento del Proyecto Bicentenario, el próximo año viene la otra parte: la pelea concreta por el sentido de la modernización del Campus. Además, se vendrá una elección de Decano que hasta ahora se perfila como la consolidación de la tecnocracia que conduce hoy la Facultad, pero que justamente abre un escenario para enfrentarla.

Esos dos factores abren condiciones para poder perspectivar una Facultad de Educación. Condiciones materiales, en tanto habrá dinero para invertir; y también humanas, en tanto generar una Facultad de Educación no es sólo construir un edificio, si no generar condiciones institucionales para que exista, grupos de académicos y una masa crítica estudiantil capaz de darle vida y una orientación concreta.

Tenemos hoy, una facultad que no ha logrado posicionarse en el sentido común de nuestros padres, vecinos y hermanos, una facultad que no se ha hecho cargo del rol público que debiesen tener las ciencias sociales desde la Universidad estatal más importante de Chile.

Tenemos un sistema de ayudantías completamente impresentable, que impide aprovechar esta actividad como la instancia formativa que debiese ser; un sistema sin criterios que definan cuántos ayudantes se requieren por ramo o cuáles debiesen ser sus funciones; con una forma de distribución que hoy tiene a carreras como Educación con apenas 6 ayudantes mientras Sociología cuenta con casi 40; y con “remuneraciones” que rayan en lo absurdo y no compensan el esfuerzo de los estudiantes.

Tenemos unos mecanismos de evaluación que resultan insuficientes y carecen de un carácter vinculante (un profesor mal evaluado 2 o 3 veces puede perfectamente impartir un ramo distinto al que realizaba cuando fue mal evaluado). Y lo que es aún más serio, no existen instrumentos para evaluar los ramos; la encuesta que respondemos cada fin de semestre mide algunos aspectos formales relacionados con el desempeño del profesor, pero carece de preguntas que cuestionen, por ejemplo, si el ramo resulta más adecuado como electivo que como ramo obligatorio. Las evaluaciones cualitativas tampoco son la panacea, no están estandarizadas y terminan simplemente en algunos comentarios de pasillo entre los profes.

¿Qué proponemos?


  • Mantener el trabajo que se ha realizado en el Consejo de Docencia, fomentando su transversalidad. Proponemos ampliar la participación del Consejo de Escuela a un representante por carrera, sumado al representante del CECSo (es el único que participa actualmente).
  • Fomentar el avance conjunto de las discusiones de las distintas carreras en torno a las temáticas académicas de la Facultad (MECESUP, Iniciativa Bicentenario, Reforma de Pregrado)
  • Priorizar la necesidad de una Facultad de Educación como una demanda que comprometa, no solo a la carrera en cuestión, si no a todo Sociales. Buscamos perspectivar la concreción material y humana de este espacio.
  • Mejorar los mecanismos actuales de evaluación, generando instancias de participación estudiantil que permitan evaluar no sólo a los profesores, sino también la pertinencia de los ramos en nuestra formación.
  • Fomentar y potenciar iniciativas que propongan nuevas áreas de desarrollo con perspectivas de incidencia en la estructuración de las mallas. Valoramos, por ejemplo, la experiencia de las Cátedras Libres Enzo Faletto en Sociología, y buscaremos ampliar iniciativas de ese tipo a las cuatro carreras
  • Revisión completa del “Plan Becario”, reglamento que regula las ayudantías, con el fin de hacer que estas sean plenamente aprovechadas como la instancia formativa fundamental que son.

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